Dios: el orbe central del Universo, su esencia y fin último (página 2)
Por otro lado, las diferencias de condición
propias del mundo de la existencia impiden la comprensión.
Por ejemplo: esta piedra pertenece al reino mineral y por mucho
que progrese jamás podrá comprender lo que es el
poder del
crecimiento. Las plantas y los
árboles, por más que avancen, se
revelan incapaces de concebir lo que son la vista y los restantes
sentidos. Tampoco el animal sabe cuál es la
condición del hombre, es
decir, sus poderes espirituales. Por tanto, las diferencias de
condición constituyen un obstáculo para el
conocimiento: el grado inferior no puede comprender al grado
superior. Según eso ¿cabe imaginar que la realidad
fenoménica alcance a comprender a la Realidad
Preexistente? Por consiguiente, conocer a Dios significa conocer
y comprender los atributos divinos, no la Realidad de Dios. Dicho
conocimiento
de los atributos no es algo absoluto, sino que es proporcional a
la capacidad y poder del hombre.
La filosofía consiste en la comprensión de
la realidad de las cosas tal como son, en proporción a la
capacidad y poder del hombre. Pues la realidad fenoménica
que es el hombre no
tiene otra vía para comprender los atributos preexistentes
que hacerlo en la medida de su propia capacidad. El misterio de
la Divinidad está santificado y purificado por encima de
la comprensión de los seres, ya que cuanto se le ofrece a
la imaginación humana es sólo lo que el hombre
entiende. Las luces humanas no abarcan la Realidad de la Divina
Esencia. Todo lo más que una persona es capaz
de entender son los atributos de la Divinidad, el esplendor de
los cuales aparece y se hace visible en el mundo y dentro de las
almas de los hombres.
Puesto que la realidad de las cosas es un reflejo de la
Realidad Universal, cuando observamos el mundo y las almas de los
hombres, vemos signos,
maravillosos, claros y evidentes de las divinas perfecciones. La
Realidad de la Divinidad es comparable al sol que desde las
gloriosas alturas brilla sobre todos los horizontes. Cada
horizonte y cada alma reciben
una parte de su refulgencia, pues que de no existir tal luz y tales
rayos, los seres tampoco existirían. No hay ser que no
reciba y manifieste algún rayo de esta luz. Mas los
esplendores de las perfecciones, generosidades y atributos de
Dios brillan y resplandecen en y desde la realidad del Hombre
Perfecto, esto es, el Único, la Manifestación
Suprema de Dios. Los demás seres reciben solamente un
rayo; pero la Manifestación Suprema es el espejo donde se
tornan diáfanos todos los atributos, perfecciones, signos
y maravillas del Sol.
El conocimiento de la Realidad de la Divinidad es
imposible e inalcanzable; no así el conocimiento de las
Manifestaciones de Dios, que es equivalente al conocimiento de
Dios, ya que las generosidades, esplendores y atributos divinos
están manifiestos en Ellas. La persona que logra conocer a
las Manifestaciones de Dios, alcanza el conocimiento de Dios. Si
esa misma persona se muestra
negligente en conocer a las Santas Manifestaciones, se
verá privada del conocimiento de Dios. Queda entonces
confirmado y probado que las Santas Manifestaciones son el centro
de la munificencia, los signos y las perfecciones de Dios.
¡Benditos sean quienes reciben la luz de la munificencia
divina de los luminosos Puntos de Alborada! (Abdu´l
Bahá).
Pero al fin desperté de mi sueño profundo
al descubrir que nada se encuentra más alejado del
entendimiento humano que aquello que al mismo tiempo se
encuentra presente para él, y nada está más
presente para él que aquello que es universal, anterior y
superior…
¿Qué cosa hay más omnipresente que
DIOS mismo, en quien vivimos, somos y actuamos? Y sin embargo.
¿Qué cosa hay que este más remotamente
situada respecto a la esfera de nuestra
compresión?…
Emmanuel Swedenborg. El habitante de los mundos.
144-145…
Pregunta: ¿Cuál es la
relación entre la Realidad de la Deidad, y los Horizontes
Señoriales, los Divinos Puntos de Amanecer?
RESPUESTA: Has de saber que la Realidad de la
Deidad o la sustancia de la Esencia de la Unidad es santidad pura
y beatitud absoluta, es decir, está santificada y se
encuentra más allá de toda alabanza. La totalidad
de los atributos supremos de los grados de la existencia,
comparados con este plano, no son sino imaginaciones. Dicha
realidad es invisible, incomprensible, inaccesible; constituye
una esencia que no cabe describir, pues la Esencia Divina abarca
todas las cosas. Verdaderamente, lo abarcable es más
grande que lo abarcado, y lo abarcado no puede abrazar a lo que
lo abarca, ni comprender su realidad. Por mucho que la mente
progrese, aunque alcance la cima de la comprensión y el
límite del entendimiento, tan sólo ha de llegar a
contemplar los signos y atributos divinos del mundo de la
creación, no los del mundo divino. Pues la esencia y los
atributos del Señor de la Unidad ocupan la cima de la
santidad. No hay manera de que las mentes y la comprensión
sean capaces de aproximarse a esa posición. "El camino
está vedado, y la búsqueda, prohibida".
Es evidente que el entendimiento humano es una propiedad de
la existencia humana, y que el hombre es un signo de Dios.
¿Cómo puede la cualidad del signo abarcar al
creador de éste? Esto es ¿cómo puede el
entendimiento, que es una cualidad de la existencia humana,
comprender a Dios? Por tanto, la Realidad de la Deidad
está oculta a toda comprensión, y velada a la mente
de todos los hombres. Es absolutamente imposible ascender a ese
plano.
Comprobamos que todo lo que es inferior se revela
impotente para comprender la realidad de lo que es más
elevado. Así, la piedra, la tierra y el
árbol, por más que evolucionen, no pueden
comprender la realidad del hombre, ni entra en ellos el imaginar
los poderes de la vista, oído y
demás sentidos, si bien todos ellos son igualmente
creados. Por tanto ¿cómo puede el hombre, ser
creado, comprender la realidad de la Esencia pura del Creador?
Ese plano es inalcanzable para el entendimiento. No hay
explicación que lo haga comprensible, ni poder que lo
señale. ¿Qué tiene que ver un átomo de
polvo con el mundo de la pureza, y qué relación
cabe entre la mente limitada y el mundo infinito? Las mentes se
ven impotentes para comprender a Dios, y las almas se confunden
al pretender desentrañarle. "Los ojos no Le ven, mas
Él ve a los ojos. Él es el Omnisciente, el
Conocedor."
Por consiguiente, con respecto a ese plano del ser toda
aseveración y toda elucidación resultan
deficientes, toda alabanza y toda descripción son impropias, toda
concepción es vana, y toda meditación,
inútil. No obstante, esta Esencia de las esencias, esta
Verdad de las verdades, este Misterio de los misterios, posee
reflejos, auroras, apariencias y esplendores en el mundo de la
existencia. El levante de tales esplendores, el lugar de tales
reflejos y la aparición de tales manifestaciones son los
Sagrados Puntos de Amanecer, las Realidades Universales y los
Seres Divinos, quienes son los verdaderos espejos de la
santificada Esencia de Dios. Todas las perfecciones, mercedes y
esplendores que provienen de Dios se tornan visibles y
manifiestos en la Realidad de las Santas Manifestaciones, tal
como el sol
resplandece en un limpio y bruñido espejo, con todas sus
perfecciones y sus gracias. Si se dijera que los espejos son las
manifestaciones del sol y los puntos de amanecer del astro
naciente, ello no significaría que el sol haya descendido
desde las alturas de su santidad, ni que haya venido a alojarse
en el espejo, ni que la Realidad Ilimitada esté
circunscrita a este plano de manifestación ¡Dios no
lo permita! Ese es el creer de los antropomorfistas. Antes bien,
todas las alabanzas, descripciones y expresiones de
exaltación que se refieran a las Santas Manifestaciones,
es decir, todas las descripciones, cualidades, nombres y
atributos mencionados por nosotros corresponden a las Divinas
Manifestaciones. Mas, puesto que nadie ha alcanzado la realidad
de la Esencia de la Deidad, tampoco nadie es capaz de
describirla, explicarla, alabarla o glorificarla. Así
pues, todo lo que la realidad humana conoce, descubre y comprende
en materia de
nombres, atributos y perfecciones de Dios, se refiere a las
Santas Manifestaciones. No hay entrada a nada
más.
Sin embargo, solemos hablar de los nombres y atributos
de la Realidad Divina, glorificando a Dios y atribuyéndole
vista, oído, poder, vida y conocimiento. Confirmamos esos
nombres y atributos, no para dar prueba de las perfecciones de
Dios, sino para negar que puedan existir en Él
imperfecciones. Al contemplar el mundo existente, vemos que la
ignorancia es imperfección y el conocimiento es
perfección. De ahí que digamos que la Esencia
santificada de Dios es sabiduría. La debilidad es
imperfección, y el poder es perfección.
Consecuentemente, decimos que la Esencia santificada de Dios es
la cima del poder. No es que podamos comprender su
sabiduría, su visión, su poder o su vida, algo que
sobrepasa nuestra comprensión. Pues los nombres y
atributos esenciales de Dios son idénticos a su Esencia, y
su Esencia está por encima de toda comprensión. Si
los atributos no fueran idénticos a la Esencia,
necesariamente habría también una multiplicidad de
preexistencias, y existirían diferencias entre los
atributos y la Esencia; y como la preexistencia es inevitable,
entonces, la sucesión de preexistencias sería
infinita. Todo lo cual es un error palpable.
Por consiguiente, todos estos atributos, nombres, loas y
alabanzas se aplican a los Puntos de Manifestación. Fuera
de ello, cuanto pensemos y conjeturemos es mera
imaginación, ya que no podemos aspirar a comprender lo que
es invisible e inaccesible. Por ello se ha dicho: "Todo lo que
habéis discernido por medio de la ilusión de
vuestra imaginación en vuestras sutiles imágenes
mentales, no es sino una creación como vosotros mismos, y
a vosotros revertirá".
Es evidente que si deseamos imaginar la Realidad de la
Deidad, esta imaginación constituye el contenido, y
nosotros el continente. Asimismo, es indudable que el continente
es mayor que el contenido. De ello se desprende clara y
evidentemente que si concebimos una Realidad Divina fuera de las
Santas Manifestaciones, el resultado es pura imaginación,
pues no existe medio de allegarse a la Realidad de la Deidad que
no nos esté vedado. En ese sentido, todo cuanto nos
imaginemos es mera suposición.
Según eso, repara en cómo los diferentes
pueblos del mundo dan vueltas alrededor de sus imaginaciones,
venerando los ídolos de sus ideas y conjeturas. No son
conscientes de ello. Creen que sus imaginaciones son la Realidad,
esa Realidad que está alejada de toda comprensión y
purificada de toda descripción. Se consideran a sí
mismos como el pueblo de la Unidad, y a los demás como
adoradores de ídolos; pero los ídolos cuentan con
cierta existencia, aunque sólo sea mineral, en tanto que
los ídolos de las ideas y de las imaginaciones de los
hombres no son sino fantasías, carentes siquiera de
consistencia pétrea. "Cuidaos, oh vosotros que
estáis dotados de discernimiento".
Has de saber que los atributos de perfección, el
esplendor de las divinas generosidades y las luces de la
inspiración son visibles y evidentes en todas las Santas
Manifestaciones. Con todo, la Gloriosa Palabra de Dios -Cristo- y
el Más Gran Nombre -Bahá'u'lláh- constituyen
manifestaciones y pruebas en
sí mismas más allá de toda
imaginación, pues poseyeron todas las perfecciones de las
Manifestaciones anteriores. Más aún, poseyeron
ciertas perfecciones en virtud de las cuales otras
Manifestaciones mostraron dependencia. Todos los Profetas de
Israel fueron
centros de inspiración, como también lo fue Cristo,
mas ¡qué diferencia entre la inspiración del
Verbo de Dios y las revelaciones de Isaías,
Jeremías y Elías!
Piensa que la luz es la expresión de las
vibraciones de la materia etérea. Los nervios del ojo se
ven afectados por esas vibraciones, y así se produce la
visión. La luz de la lámpara existe a través
de la vibración de la materia etérea. Igual sucede
con el sol, mas ¡qué diferencia entre la luz del
sol, y la luz de las estrellas, o la de la
lámpara!
El espíritu del hombre aparece y se manifiesta en
la condición de embrión. Al llegar a la madurez la
persona surge esplendorosa y diáfana en su
condición más lograda. El espíritu es uno,
pero en la condición embrionaria, las facultades de la
vista y el oído se hallan ausentes. En cambio,
durante la madurez se muestran con el mayor brillo y esplendor.
De igual modo, la semilla comienza por echar hojas, y así
es como se manifiesta el espíritu vegetal. En el estado de
fruto el mismo espíritu se hace patente con la mayor
perfección, mas ¡qué diferencia entre la
condición de las hojas y la del fruto! Pues del fruto
surgen un centenar de miles de hojas, si bien todas ellas crecen
y se desarrollan por medio del mismo espíritu vegetal.
Observa la diferencia entre las virtudes y perfecciones de
Cristo, el esplendor y la brillantez de
Bahá'u'lláh, y las virtudes de los Profetas de
Israel, tales como Ezequiel o Samuel. Todos fueron
manifestaciones de inspiración, pero entre ellos existe
una diferencia infinita. (Abdu l Bahá, en
contestación a unas preguntas).
Los escritos bahá'ís proporcionan la
orientación necesaria para que los bahá'ís
(los seguidores de Bahá'u'lláh) cumplan con el
propósito fundamental de la vida humana: conocer, adorar a
Dios y "llevar adelante una civilización en continuo
progreso" fundada en la unidad, en diversidad de la humanidad, la
paz mundial y el orden mundial. Los escritos
bahá'ís insisten en la necesidad de educar el buen
carácter mediante el desarrollo de
cualidades espirituales tales como la honestidad, la
honradez, la compasión y la justicia.
Dichas cualidades se logran gracias a la oración, la
meditación y el trabajo
realizado en espíritu de servicio a la
humanidad. Todas estas cualidades constituyen para los
bahá'ís expresiones con las que se alaba a
Dios.
Las enseñanzas centrales de la Fe
bahá'í son: la unidad de Dios, la unidad de la
religión y
la unidad de la humanidad. Los principios
fundamentales proclamados por Bahá'u'lláh son los
siguientes: la verdad religiosa no es absoluta sino relativa; la
revelación divina, la revelación progresiva
es un proceso
continuo y progresivo; todas las grandes religiones del mundo:
Hinduismo: Khishna. Judaísmo: Moisés.
Zorastrianismo: Zoroastro. Budismo: Buda.
Cristianismo
:Jesucristo. Islam: Muhammad.
Fé Babí-
Babismo:ElBáb.FéBahái:Baháulláh;son
divinas en su origen, y sus misiones representan etapas sucesivas
en la evolución espiritual de la sociedad
humana. Bahá'u'lláh enseña que el
propósito de la religión es promover la concordia y
la unidad, y que la religión es el principal medio para el
logro de la paz y el progreso ordenado de la sociedad. En los
escritos bahá'ís se perfila lo que han de ser las
instituciones
necesarias para el establecimiento de la paz y el orden mundial.
Ello entraña el establecimiento de una federación o
mancomunidad mundial de naciones dotada de sus correspondientes
brazos ejecutivo, legislativo y judicial; la adopción
de un idioma internacional auxiliar; la implantación de
una economía
mundial, así como de un mecanismo de
intercomunicación mundial completado por un sistema universal
de moneda, pesas y medidas.
En las escrituras baháis DIOS no es solamente el
Creador acerca de quien Bahá u lláh declara: "
¿Qué poder puede poseer la efímera criatura
al estar cara a cara con Aquél Quien es el increado?" si
no también el Hacedor y el modelador, "el Hacedor de la
tierra y el
cielo", en otras palabras, de lo visible, lo tangible, y lo
invisible, lo espiritual. DIOS es también el "Modelador
del Universo", lo que
expresa un sentido de artesanía, de un artista y su obra,
de una consciencia directa de lo que Él llama "el Antiguo
Ser", interesado en Su obra, no un Ser antropomórfico
(referente, a las cualidades del hombre), sino una "Esencia
Infinita", una "Eterna Esencia de Esencias", una "Esencia
incognoscible", Quien es el "Origen de todas las cosas", a Quien
Bahá u lláh se dirige como:
El Orbe central del universo, su Esencia y Fin
último.
¡Tú, en cuya mano están los dominios
de la revelación y de la creación y los reinos de la
tierra y del cielo!
¡OH DIOS, que eres el Autor de todas las
Manifestaciones, el Origen de todos los Orígenes, la
Fuente de todas las Revelaciones, el Manantial de todas las
Luces!
El "Manantial de todas las Luces" tiene casi
consecuencia científica si se piensa en las nebulosas y
los millones de universos-isla, pero para Bahá u
lláh es una descripción de DIOS. También lo
es "el Poseedor de la creación entera", Aquél que
está "más cerca de todas las cosas que lo
están ellas de si mismas". Por cierto es una
relación muy personal la que
aparece en las Palabras ocultas(de Bahá u lláh):
"Amé tu creación, por eso te creé". DIOS es
Aquél "a Cuyo conocimiento nada escapa y a Quien nadie
puede frustrar".
Aquél con Quien nadie puede compararse, a Quien
no puede ser unidos socios, El Soberano
Protector de todos los hombres y el encubridor de sus
pecados.
"Todo cuanto existe en el cielo y la tierra, lo he
ordenado para ti, no a si el corazón
humano,
Que lo he predestinado como aposento de mi belleza y de
Mi gloria, más tú has dado a otro
Mí
Albergue y mi morada. Y siempre que la
Manifestación de Mí santidad, ha buscado su
propio
Hogar, ha hallado ahí un extraño y se ha
apresurado sin abrigo al Santuario del Bien amado,
No obstante he guardado tu secreto no he deseado tu
vergüenza y más de un amanecer desde
El Reino del infinito Me he presentado a tu morada
encontrándote en el lecho del ocio
Entretenido con otros. Entonces, como un destello del
Espíritu regrese a la esfera de la Gloria
Celestial y en Mi Reino no lo di a conocer a las huestes
de los Santos. (Baháulláh).
El Todo glorioso, a Quien todos invocan en su
ayuda.
El Omnipotente protector de la creación
entera.
El Conocedor de lo visible y lo invisible.
La verdad, Quien conoce las cosas secretas.
El Poseedor de la creación entera.
Aquél que no tiene par ni igual.
DIOS atestigua la unidad de Su Deidad y la
singularidad de Su propio Ser.
Tú eres uno solo en Tu propio Ser, uno solo en
Tu Causa y uno solo en Tu Revelación.
El punto de Adoración de todos los que
están en los cielos y todos los que están en la
tierra.
El Bienamado de los mundos.
La Exultación de los corazones que suspiran por
Ti.
El Amado de toda la creación y el Deseo del
universo entero.
Tú quien riges todas las cosas.
El Ordenador, tanto en el principio como en el
fin.
Tu Revelación que es idéntica a Tu
Ocultación.
La existencia misma es como nada al enfrentarse a las
enormes y múltiples maravillas de Tu incomparable
Ser.
La utilización de las palabras "nombres" y
"nombres" en las obras de Bahá u lláh puede
parecernos extraña. El concepto
místico que esto encierra es que DIOS, Quien hizo existir
el cosmos físico, creó la naturaleza.
Bahá u lláh afirma:
La Naturaleza es en su esencia la personificación
de Mi Nombre, el Hacedor, el Creador.
La Naturaleza es la Voluntad de DIOS y su
expresión dentro y a través del mundo contingente
(que puede suceder), del mundo circunstancial(que depende de
ello).
Es una dispensación de la Providencia ordenada
por el Ordenador, el Omnisapiente.
Está dotada de un poder cuya realidad los
eruditos no comprenden.
En verdad, un hombre de discernimiento no puede percibir
nada en ella que no sea el refulgente esplendor de Nuestro
Nombre, el Creador.
El hombre, único ser natural que posee la
inmortalidad y el don del habla, retiene los conceptos
dándoles nombres, clarifica los sentimientos y
pensamientos oscuros nominándolos. Hay nombres de DIOS,
títulos de DIOS, nombres de Baháulláh,
títulos de Baháullá que nos ayudad a aclarar
nuestro pensamiento y
a acercarnos a Ellos. Las cosas nombradas están en nuestro
mundo físico pero DIOS mismo, se nos enseña, es
"santificado por encima de todos los atributos y todos los
nombres".
¡OH Tú en Cuyas manos se halla el reino de
todos los nombres y en el puño de Cuyo poder se hallan
todos los que están en el cielo y todos los que
están en la tierra!
¡OH Tú que eres el Poseedor de todos los
nombres y atributos, que sostienes en Tu puño el imperio
de cuanto ha sido creado en el cielo y en la tierra!
Aquél por un movimiento de
Cuyo dedo fueron originados todos los nombres y su reino, y
fueron creados todos los atributos y su dominio.
¡OH Tú en Cuya mano se halla el imperio de
todos los nombres!
El Señor de todos los nombres.
Tú en Cuya mano están el cielo de la
omnipotencia y el reino de la creación.
Aquél Cuyo poder es inmenso, Cuya venganza es
terrible.
Tú en Cuyo puño se hallan las riendas de
las almas de todos los que Te han reconocido y en Cuya diestra
están los destinos de todos los que están en el
cielo y de todos los que están en la tierra.
Atestiguo que todo lo que no seas Tú es
Sólo creación Tuya y se halla en la palma de Tu
mano.(Baháullá).
Si una persona esta desconectada de lo que es el
propósito de cierta cosa, esta desconectada de la realidad
de la misma. Por ejemplo; La persona que se relaciona con un
frigorífico utilizándolo como armario para el
calzado esta desconectada de la realidad de ese
frigorífico, debido a que no entiende cual es su
propósito. Que uno no comprenda cual es el
propósito del frigorífico significa que uno es
incapaz de hacer uso de su poder esencial: la refrigeración.
¿Que sucede, pues, si un ser humano esta
desconectado de lo que es su propia realidad; porque no entiende
cual es su propósito? Se convierte en un extraño
para si mismo, un ser alineado que es una palabra que se ha hecho
popular para referirse a cierto tipo de enfermedades
mentales.
Alguien que esta alineado no sabe quien es ni a donde
va. Si uno no sabe quien es ni donde va acabara por estar
trastornado. Además la relación de uno mismo con
otros seres humanos se vera perturbada, pues se vera impulsado a
aferrarse a la gente que esta a su alrededor y a imponerse sobre
ellos y será incapaz de asumir una responsabilidad, tanto para si mismo como para los
demás.
Por ello, es absolutamente esencial para nosotros estar
bien conectados con nuestra propia realidad.
¡Alabado sea DIOS!, las edades medievales de la
oscuridad han pasado y este siglo de esplendor ha amanecido, este
siglo en que la realidad de las cosas se esta haciendo
evidente…
…Este es, claramente, el siglo de una nueva vida,
el siglo de la revelación de la realidad y por lo tanto el
mas importante de todos los siglos.
¡Oh amigos de DIOS! Esforzaos para que esta
oscuridad pueda ser completamente disipada y el misterio oculto
pueda ser revelado y las realidades de las cosas se hagan
manifiestas y evidentes. (Abdu ´ l-Bahá).
La manera fundamental mediante la que nos ponemos en
contacto con la realidad de las cosas es comprendiendo cual es su
propósito; Nuestro propósito es conocer y amar a
DIOS. Nuestra realidad es expresar ese conocimiento y amor,
reflejando los atributos de DIOS, una capacidad que senos ha
dado.
Habiendo creado el mundo y todo lo que en el vive y se
mueve, Él, por intermedio de la acción
directa de su ilimitada y soberana voluntad, escogió
conferirle al hombre la distinción y capacidad
única de conocerle y amarle, una capacidad que debe
necesariamente ser considerada el impulso generador y el objetivo
primordial que sostiene la creación entera… Sobre
la más íntima realidad de cada cosa creada,
Él ha derramado la luz de uno de sus nombres y la ha hecho
un recipiente de la gloria de uno de sus atributos. Sobre la
realidad del hombre, sin embargo, Él ha concentrado el
esplendor de todos sus nombres y atributos y ha hecho a esta un
espejo de su propio Ser. De todas las cosas creadas solo el
hombre ha sido escogido para recibir tan gran favor y tan
perdurable generosidad. (Bahá ´ u ´
lláh).
Bahá ´ u ´ lláh, muestra la
interrelación que existe en toda la creación en el
hecho de que cada cosa ha sido creada con la capacidad de
reflejar uno de los atributos de DIOS y uno de sus nombres, y en
el ápice de la creación se encuentra el hombre que
ha sido dotado con la capacidad de reflejar todos sus atributos.
Por lo tanto, el saber cuales son estos atributos y que es lo que
hemos de hacer para desarrollarlos es una parte vital del proceso
de comprender cual es el propósito de DIOS para el
hombre.
Sin tal comprensión no podemos tener conciencia de
tener un destino, ni poder para cambiar el mundo.
¡OH hijo del Ser!
A mame, para que YO te ame. Si tú no Me amas, Mi
amor no puede de ningún modo alcanzarte.
Sábelo, OH siervo. (Baháulláh; Las
palabras ocultas).
Lo que engrandece al hombre, más bien no es lo
que hace o deja de hacer, si no más bien el reconocimiento
de sus imperfecciones; sus limitaciones; su humildad; la actitud de
sumisión a DIOS y hacia los demás seres. (Khalil
Gilbran).
Bahá ´ u ´ lláh nos dice que
conocer y amar a DIOS es el impulso generador y el objetivo
primordial que sostiene a la creación entera; El nos
asegura a todos que tenemos la capacidad de reflejar los
atributos de DIOS y que esta Capacidad constituye lo que es
nuestra realidad.
Conocer y adorar a DIOS: Conocer a DIOS quiere decir
llegar a una comprensión y conocimiento de sus atributos,
no de su esencia, ya que el misterio de la divinidad esta
santificado y purificado de la comprensión de los
seres…
El conocimiento de la realidad de la divinidad es
imposible e inalcanzable, pero el conocimiento de las
Manifestaciones de DIOS es el conocimiento de DIOS…
¡Benditos aquellos que reciben la luz de la munificencia
divina procedente de los puntos del Amanecer del Conocimiento!
(Baháulláh).
Las Manifestaciones de DIOS nos permiten conocer lo que
son los atributos y nombres de DIOS. A través de la
compresión de dichos nombres y atributos podemos aprender
como cumplir nuestro propósito.
Reflejar los atributos de DIOS: ¿Que
sucedería si, después de orar, nos
dijéramos: Nuestro propósito y nuestra función es
reflejar los nombres y atributos de DIOS. Todo aquello que
pensemos, veamos o sintamos en el transcurso del día lo
haremos teniendo esto presente ante nuestra conciencia?
¿No cambiaria esa resolución nuestra manera de
sentir y de comportarnos?
Si aprendiéramos de memoria y
meditáramos la afirmación de Abdu ´
l-Bahá de que la divinidad de DIOS, que es la suma de
todas las perfecciones, se refleja en la realidad del hombre y la
tuviéramos en mente durante todo el día , nos
resultaría imposible estar malhumorados, ser irascibles,
poco cooperativos o injustos.
Los nombres y atributos de DIOS; El hombre, único
ser natural que posee la inmortalidad y el don del habla, retiene
los conceptos dándoles nombres; clarifica los sentimientos
y pensamientos oscuros nominándolos. Hay nombres de DIOS,
títulos de DIOS, nombres y títulos de Bahá
´ u ´ lláh, que nos ayudan a aclarar nuestros
pensamientos y acercarnos a Ellos. Las cosas nombradas
están en nuestro mundo físico pero DIOS mismo, se
nos enseña, es "Santificado por encima de todos los
atributos y todos los nombres".(El Deseo del mundo-por
Rúhiyyih Rabbani).
Títulos de DIOS : Algunos de una lista de
unos ciento sesenta: El Todopoderoso. El que todo lo ve. El
Omnisciente. El Que todo lo compele. El Que todo lo conquista. El
Que todo lo penetra. El Poseedor de todo. El Señor de la
creación. La Eterna verdad. El Todo glorioso. El Todo
munífico. El Omnisapiente. El Informado de todo. El Autor
de todas las Manifestaciones. El uno. El Único. El
Soberano del universo. El Eterno. El Invisible. El Inaccesible.
El Autosuficiente. El Más compasivo. El Amado. El Deseo
del mundo. La Eterna verdad…
EL propósito del DIOS único y verdadero al
manifestarse a si mismo es emplazar a toda la humanidad a la
veracidad y sinceridad, a la piedad y confiabilidad, a la
resignación y sumisión a la voluntad de DIOS. A la
paciencia y amabilidad, a la rectitud y la
sabiduría.(Bahá ´ u ´
lláh).
EL propósito de la vida: DIOS ha abierto las
puertas de virtudes y talentos ideales ante la faz del hombre. Ha
creado dentro de su ser los misterios del reino divino. Le ha
otorgado el poder del intelecto para que mediante los atributos
de la razón, cuando es fortalecido por El Espíritu
Santo, el pueda penetrar y descubrir las realidades
ideales…(Abdu ´ l-Bahá).
El Todo Amoroso DIOS creo al ser humano para que
irradiara la Luz Divina e iluminase al mundo con sus palabras,
sus acciones y su
vida. Si no tiene virtud no será mejor que un simple
animal, y una criatura carente de inteligencia
es una cosa vil.
El padre Celestial dio al ser humano el inapreciable don
de la inteligencia, para que pudiera convertirse en una luz
espiritual, penetrando la oscuridad de la materialidad, y
llevando benevolencia y verdad al mundo. Si vosotros
seguís con ahínco las enseñanzas de
Bahá ´ u ´ lláh, sin duda os
transformareis en la luz del mundo, el consuelo y la ayuda de la
humanidad, y la fuente de salvación para el universo
entero. Esforzaos entonces, con alma y corazón, por seguir
los preceptos de la Bendita perfección, y podéis
estar seguros que si
lográis vivir la vida que El os ha señalado, la
vida eterna y la felicidad perpetua en el Reino Divino
serán vuestras, y todos vuestros días os
será enviado el sustento celestial para
fortaleceros.
¡Es mi mas sincera oración que cada uno de
vosotros pueda alcanzar esta felicidad perfecta! (Abdu ´ l
–Bahá).
Todas las criaturas emanan de Dios, o lo que es igual,
todas las cosas se realizan por medio de Dios y por su intermedio
todos los seres han sido llamados a la existencia. La primera
emanación de Dios es esa realidad universal que los
filósofos de la antigüedad llamaban
"Mente Primordial" y los bahá'ís denominan
"Voluntad Primera". Dicha emanación, en lo que concierne a
su acción en el mundo de Dios, no está limitada ni
por el tiempo ni por el lugar; no tiene principio ni fin
(principio y fin, respecto de Dios, son uno). La preexistencia de
Dios es una preexistencia esencial y temporal. Por otro lado, la
accidentalidad de lo contingente es esencial y no
temporal.
Aunque la "Mente Primordial" carece de principio, no por
ello es copartícipe de la preexistencia de Dios, pues la
existencia de la realidad universal, en relación con la
existencia de Dios nada es, y no tiene capacidad de llegar a ser
socio de Dios ni de ser como Él en cuanto a la
preexistencia.
La existencia de los seres vivientes consiste en
composición; su muerte, en
descomposición. No obstante, no cabe destrucción o
aniquilamiento absoluto de la materia universal y de sus
elementos. Más bien su inexistencia consiste en una
transformación o reversión. Por ejemplo, cuando el
hombre muere, se convierte en polvo; pero no se convierte en la
nada absoluta, sino que continúa existiendo en forma de
polvo. Mediante su transformación, lo que era una realidad
compuesta se descompone accidentalmente. Lo mismo cabe decir de
la aniquilación de los demás seres, por cuanto la
existencia no se convierte en la inexistencia absoluta, y la
existencia absoluta no deviene existencia.
"¡OH corazón, si el ignorante te dice que
el alma perece como el cuerpo, tu responde que la flor perece,
pero la semilla permanece. Esta es la ley de Dios".
(Khalil- Gibrám).
La procedencia es de dos clases: la procedencia y
aparición por emanación y la procedencia y
aparición por manifestación. La procedencia por
emanación es como la salida a escena del actor, o el
escrito del escritor. Pues bien, el discurso emana
del orador, el escrito emana del escritor; y, de la misma manera,
el espíritu del hombre emana de Dios. No es que manifieste
a Dios, en el sentido de que alguna parte se haya desprendido de
la Realidad Divina para entrar en el cuerpo del hombre. Al
contrario, tal como el discurso emana del orador, así el
espíritu aparece en el cuerpo del hombre.
Pero la procedencia por medio de la manifestación
es la manifestación de la realidad de una cosa bajo
diferentes formas; verbigracia, la aparición de este
árbol a partir de la semilla, o la aparición de la
flor a partir de la semilla de la flor, casos ambos en los que es
la misma semilla la que aparece en forma de ramas, hojas y
flores: esto es lo que se denomina procedencia por
manifestación. La relación del espíritu
humano con respecto a Dios es una relación de
emanación semejante a la que se da entre discurso y orador
o entre escrito y escritor. En los dos casos ni la persona del
orador se convierte en el discurso, ni el escritor en el escrito.
Se trata, pues, de una procedencia por emanación. En
efecto, el orador posee una capacidad y poder perfectos,
así que el discurso emana de él como la
acción emana del actor. El Verdadero Orador, la Esencia de
la Unidad, ha permanecido siempre en una condición
única, no sujeta a cambios, alteraciones, transformaciones
o vicisitudes. Él es el Eterno, el Inmortal. Por tanto, la
procedencia de los espíritus humanos respecto de Dios es
una procedencia de emanación. Cuando se dice en la Biblia
que Dios insufló en el hombre su espíritu, dicho
espíritu es semejante al discurso que emana del Verdadero
Orador y produce su efecto en la realidad del hombre.
Pero la procedencia a través de
manifestación (si por tal lo que se quiere significar la
aparición divina y no una división por partes),
según hemos dejado dicho, consiste en la procedencia y
aparición del Espíritu Santo y la Palabra, la cual
procede de Dios. Tal como dice el evangelio de Juan: "En el
principio era la Palabra y la Palabra estaba con Dios" Por
consiguiente, el Espíritu Santo y la Palabra constituyen
la aparición de Dios. Espíritu y Palabra se
refieren a las perfecciones divinas que aparecieron en la
realidad de Cristo, perfecciones éstas que estaban con
Dios. De igual modo, el sol manifiesta toda su gloria en el
espejo. Pues la Palabra no significa el cuerpo de Cristo, sino
las perfecciones divinas manifiestas en Él. Pues Cristo
era como un límpido espejo vuelto hacia el Sol de la
Realidad. Las perfecciones del Sol de la Realidad, a saber, su
luz y calor,
resultaban visibles y evidentes en este espejo. Al mirar en
él vemos el sol y decimos "es el sol". Por tanto, la
palabra y el Espíritu Santo -o sea, las perfecciones
divinas- constituyen la aparición divina.
Este es el significado del versículo del
evangelio que dice: "La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era
Dios", ya que las perfecciones divinas no son diferentes de la
Esencia de la Unicidad. Las perfecciones de Cristo reciben la
designación de "la Palabra" por ser las perfecciones de
Cristo comparables a la estación o rango de la palabra:
mientras que todos los seres se encuentran en la condición
de letras, y una letra sola no tiene un significado completo por
sí misma, la palabra por el contrario admite un
significado completo. En la medida en que la realidad de Cristo
consiste en la manifestación de las perfecciones divinas,
en esa medida cabe referirse a ella como la palabra. ¿Por
qué? Porque Cristo es la suma de los significados
más perfectos. Por ello es por lo que se le llama "la
Palabra".
Has de saber que la procedencia en Dios de la Palabra y
el Espíritu Santo -la procedencia o aparición por
manifestación- no debe ser entendida como la
fragmentación o multiplicación de la Realidad de la
Divinidad, o como su descenso desde las alturas de santidad y
pureza. ¡Dios no lo permita! Si se dirigiese un espejo fino
y bruñido hacia el sol, la luz y el calor, la forma y la
imagen del sol
resplandecerían en él tan manifiestamente que si
alguien llegase a afirmar "éste es el sol",
refiriéndose al sol que brilla y se hace visible en el
espejo, diría la verdad. No obstante, el espejo es el
espejo, y el sol es el sol. El Sol Único, aun cuando
aparezca en numerosos espejos, es único. Dicho estado no
tiene morada, no entra, no se mezcla, no desciende; pues entrar,
morar, descender, salir y mezclarse, son necesidades y
características de los cuerpos, no de los
espíritus, no se hable ya de la Realidad pura y
santificada de Dios. Dios está exento de todo cuanto no
corresponda a su pureza, a su exaltada y sublime
santidad.
El Sol de la Realidad, como ya hemos dicho, ha
permanecido siempre en una única condición, sin
sufrir cambios o alteraciones, transformaciones o vicisitudes.
Él es Eterno y Sempiterno. Pero la Santa Realidad de la
Palabra de Dios se halla en la condición del espejo puro,
refinado y bruñido en donde aparecen calor, luz, imagen y
semejanza, esto es, las perfecciones del Sol de la Realidad. Por
esta razón Cristo dice en el evangelio: "El Padre
está en el Hijo", es decir, el Sol de la Realidad aparece
en el espejo. ¡Alabado sea Aquel Quien resplandeció
sobre esta Santa Realidad, quien es santificado entre todos los
seres.(Abdu´ l Bahá).
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |